25 de junio de 2025
Recortan a los argentinos, subsidian a extranjeros: el gobierno de Milei planea financiar la llegada de ciudadanos israelíes al país mientras ajusta a jubilados, discapacitados y trabajadores

En medio de una política brutal de ajuste contra los sectores más vulnerables, el gobierno de Javier Milei analiza otorgar subsidios a ciudadanos israelíes que deseen instalarse en Argentina. La medida, impulsada desde Cancillería y sectores libertarios vinculados a la ultraderecha internacional, expone una contradicción flagrante: el Estado que no asiste a su pueblo sí se muestra dispuesto a financiar a extranjeros en nombre de alianzas geopolíticas e intereses ideológicos.
El sionismo y la entrega de la patria
Por Pulso Tucumano – Redacción Política
El ajuste no es para todos. Aunque el discurso oficial del gobierno de Javier Milei insiste en que “no hay plata” y que el Estado argentino debe retirarse de toda función social, una reciente propuesta impulsada desde Cancillería plantea otorgar subsidios y beneficios a ciudadanos israelíes que deseen establecerse en nuestro país.
La iniciativa, aún en etapa preliminar, busca “fortalecer los vínculos estratégicos” con Israel y se enmarca en lo que el oficialismo denomina un “plan de acogida humanitaria” frente al conflicto que ese país mantiene en la Franja de Gaza. Lo llamativo no es la intención de ayudar —algo que, en condiciones normales, podría ser loable—, sino la selectividad moral del gobierno: mientras le niega medicamentos a jubilados, quita pensiones a personas con discapacidad y deja a miles sin trabajo, estaría dispuesto a subsidiar ciudadanos de otro país.
La contradicción es tan profunda como indignante. En los últimos seis meses, el gobierno de La Libertad Avanza:
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Eliminó el Fondo Nacional de Incentivo Docente, dejando a miles de maestros con sueldos congelados y recortados.
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Desmanteló programas de salud pública como el Remediar, que garantizaba medicamentos gratuitos.
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Ajustó en discapacidad, dando de baja pensiones y cerrando instituciones.
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Cortó subsidios al transporte, encareciendo el boleto para millones de trabajadores.
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Desfinanció las universidades nacionales, llevando al sistema al borde del colapso.
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Vetó leyes de ayuda humanitaria, como la destinada a los damnificados por la catástrofe en Bahía Blanca.
En este marco, la idea de subsidiar la llegada de ciudadanos israelíes no solo es un escándalo ético, sino también político y social. ¿Con qué dinero se financiaría esta medida? ¿Por qué se prioriza a ciudadanos de otro país cuando el pueblo argentino atraviesa una de las crisis más profundas de su historia?
Detrás de esta propuesta se esconde una agenda ideológica que nada tiene que ver con la soberanía ni con la justicia social. Milei ha elegido convertirse en un satélite de intereses externos, y su gobierno, que no vacila en reprimir protestas sociales y en tildar de “parásitos” a los sectores populares, se muestra servil y generoso con figuras extranjeras que se alinean con su cosmovisión libertaria y mesiánica.
La Argentina real, la del trabajador, el jubilado, el médico de hospital público, el pibe que cursa en la universidad estatal, no recibe subsidios ni beneficios. Recibe palo, ajuste y desprecio. Mientras tanto, se cocina en los despachos de Cancillería un subsidio para extranjeros, disfrazado de “solidaridad internacional” pero que en realidad es una operación política que excluye a los propios para beneficiar a los ajenos.
¿Quién gobierna? ¿Y para quién gobierna Javier Milei?
El pueblo argentino ya lo está respondiendo en las calles